lunes, 22 de octubre de 2007

Un nuevo concepto en conjuntos residenciales

Estudio Camps & Tiscornia

Publicado en el diario “El Cronista” (Suplemento especial), miércoles 9 de mayo de 2001.

Las torres de vivienda han constituido para el Estudio Camps & Tiscornia (arquitectos Luis G. Camps, Ramiro Tiscornia, Adolfo Mazzinghi, Mariano Tiscornia y Felipe Traynor) el ámbito donde más prolíficamente ha desarrollado su actividad a lo largo de estos últimos años, y es a través de los distintos proyectos que se pueden descubrir algunos puntos comunes que delinean un singular modo de afrontarlos, manteniendo pautas que permiten tomar contacto con una determinada reflexión sobre esta tipología.

Pero antes de proceder a analizar tales premisas, es oportuno tener presente algunas aclaraciones generales que encuadran acertadamente las mismas, y es importante precisar que ninguna de las premisas tienen carácter formal, en el sentido de responder a una forma o estilo predeterminado, dado que, para los titulares del estudio, el proceso de diseño es siempre entendido como una búsqueda que se inicia a partir de lo que constituyen los datos objetivos, que provienen tanto de la realidad (dimensiones del terreno, ordenamiento procedente del código, entorno, etc.) como de las expectativas comerciales (corte de unidades, servicios que se quieren dar, precio, etc.).

“Apoyados en estas limitaciones, que en realidad vienen en auxilio del proyecto –dicen al ser entrevistados para “El Cronista Arquitectura”–, emprendemos la búsqueda de la forma, que se sirve de las supuestas restricciones como guía, que señalan el camino por donde la misma debe transitar, como las migas de Pulgarcito. Este proceso es, entonces, siempre un recorrido a partir de algo, y no desde algún lugar preciso, que limite la forma a la que en definitiva se llega. El proceso de diseño es así un continuo ir preguntando al edificio que quiere ser, en una actitud expectante más que una imposición de algún esquema formal importado desde nuestra subjetividad. La elección de este camino, en cierto modo contemplativo, tiene su fondo en una comprensión del momento presente, que no parece producir una conciencia suficientemente fuerte como para predeterminar la forma de un objeto. Esta postura, se sobreentiende, no es extrema, ya que se reconoce que el proyecto en si una tarea activa, pero que en este caso intenta conducir la forma, desde las señales que el propio objeto va dando, cuando entra en contacto con los datos objetivos de la realidad”.


Las torres

“En este proceso aplicable a cualquier edificio, las torres plantean un problema especifico y adicional, que podríamos denominar de mala conciencia –señalan–, la cual es consecuencia del malestar que produce la contradicción que surge de considerar algo simultáneamente bueno para uno y malo para los demás. La torre es así vista, en general, como una mala solución desde el punto de vista urbano, pero es al mismo tiempo largamente preferida, a la hora de elegir una vivienda. Esta dicotomía se basa en una realidad, que reconoce la ruptura que agresivamente la torre siempre ejerce sobre un tejido compacto y al mismo tiempo los innegables beneficios de iluminación y vistas, que aseguran un edificio aislado. En definitiva esta contradicción es recibida como un ulterior dato de la realidad, en este caso social, y no es descuidada a la hora de afrontar los proyectos, en los que se busca disminuir, en lo posible, el impacto negativo de la torre, sin castigar los beneficios, evidentes para sus habitantes.
También es necesario advertir que la síntesis resulta especialmente compleja por tratarse la torre en general de un objeto emergente que apunta siempre su diferencia, con respecto al entorno, con el que no queda otro camino que el de la siempre compleja diferencia dialéctica”.

Hechas estas aclaraciones generales, sobre el modo de entender la problemática del proyecto y de la especifica topología, es posible ahora centrar el comentario en algunos puntos específicos, considerados interesantes como resultado de los trabajos realizados por el estudio de los arquitectos Camps & Tiscornia en los últimos años.


Flexibilidad

Uno de los aspectos más investigados a lo largo de los proyectos es la búsqueda para lograr unidades flexibles, que permiten variedad en el armado de las mismas. “En este caso –dicen los arquitectos– las complicaciones van mas allá de lo primordial de lograr una unidad equilibrada para cada una de las opciones propuestas. Las distintas unidades deben poder ser realizadas durante la ejecución de la obra, lo que obliga a mantener una información diversificada para cada una de ellas, como así tener un planteo dispuesto a recibir las modificaciones en el momento en que se vende la unidad, sin provocar trabajos innecesarios”. La diversificación de los departamentos propuestos, realizada con el objeto de ampliar el mercado, es una elección que rompe con la repetividad típica de la propiedad horizontal, tanto en el proyecto como en la ejecución del mismo. Esta posibilidad del comprador, que elige el tipo de departamento, no solo en la cantidad de ambientes, sino además en la dimensión de alguno de ellos, permite una relación más dúctil entre comprador y producto.


Marca

Una de las características más singulares del trabajo del estudio es la colaboración en la definición de una marca dentro de la propiedad horizontal. “Esta inquietud –recuerdan–, que partió de la voluntad del comitente de los edificios, la desarrolladora Argencons, constituye un singular desafío que inversa a todas las fases del trabajo. Esta novedosa manera de encarar los proyectos, además, se tradujo en una estrecha relación con el cliente, con el que se colaboró de manera completa en la confección de esta ideal del edificio-marca. De tal forma, las tareas excedieron las más usuales de proyecto y dirección y se volcaron hacia áreas más comerciales, como por ejemplo el diseño del showroom (el de Quartier Demaria fue el primero del país en esta modalidad), y la colaboración en la confección de folletos de venta y manuales de uso, etcétera”. Los edificios Quartier, es oportuno señalarlo, deliberadamente no guardan una semejanza formal, sino que prefirieron identificarlos a través de otras variables menos evidentes, como la calidad y los servicios. Los criterios formales, como apuntábamos mas arriba, se desprenden de otro tipo de consideraciones.


Remates

Es muy común la voluntad de los comitentes de hacer a su emprendimiento reconocible a través del remate, que funciona así como verdadero ícono del mismo. “En cada caso se adoptó, para la determinación de los mismos, criterios que dejaran de lado las soluciones excesivamente fantasiosas o de una especularidad que, muchas veces, es fútil. El remate –afirman Camps y Tiscornia–, no es el caprichoso modo con que culmina un edificio, sino más bien la manera más natural en que este encuentra su final, lo que no significa un final inexpresivo, necesariamente”. Siguiendo esta convicción, los remates de las torres construidas según el proyecto del estudio adoptan distintas formas, que van desde las características formas puras de Quartier Demaria, pasando por las desmaterializadas (Quartier de Oro y Quartier Sinclair), o la solución más tecnológica de Quartier Ocampo, hasta llegar a la ausencia de un remate en explícito para el complejo de River View en Puerto Madero. Cada solución se apoya tanto en la materialidad del edificio como en su funcionalidad, con escasas concesiones a lo puramente formal.


Infraestructura

La demanda de una amplia respuesta en infraestructura deportiva y de esparcimiento es siempre creciente en esta clase de complejos. “En cada uno de los emprendimientos, estos requerimientos van en aumento, tanto en cantidad como en calidad de servicios, y la distinta disponibilidad de superficies en los terrenos vincularon soluciones distintas”, explican. La amplitud de lotes como el de Quartier Sinclair, al que se agrega visualmente el talud de ferrocarril, permitió una propuesta de riqueza paisajística, que se condice con el carácter informal que se quiso tuviera este complejo. En otros emprendimientos, se prefirió ponderar la parte deportiva (Demaria) o se buscaron esquemas más rígidos por la forma de los terrenos (Oro, River View). Sin duda el ejemplo más llamativo dentro de las infraestructuras resueltas es el caso de Quartier Ocampo, donde la mayor parte de las instalaciones recreativas, por las dimensiones del terreno, se ubicaron en la parte superior del edificio, dando lugar a situaciones espaciales de riqueza singular.


Entorno

Como ya se hizo referencia, la torre es siempre una ruptura en el tejido que, en una configuración compacta como la de Buenos Aires, ve aumentado su impacto por la presencia de las medianeras que quedan liberadas. Este es uno de los puntos donde el Estudio Camps & Tiscornia pone especial énfasis para intentar reducir la agresividad inherente a esta topología, y sobre ellas, dicen: “El tratamiento de las medianeras ha encontrado distintas respuestas en cada uno de los emprendimientos. Soluciones planas que superponen texturas monocromáticas (Oro), utilización de revestimientos de piedras (Sinclair), pórticos adosados para unificar el nivel (Ocampo) y mochilas tridimensionales (River View), son algunas de las respuestas que intentas mitigar el efecto, siempre algo desolador, que producen las medianeras. La contrapartida de esta solución es la superficie que liberan las torres, que siempre intentamos que puedan ser disfrutadas desde el espacio público. Este deseo se contrapone con el acuciante reclamo de seguridad que va lamentablemente en aumento. La búsqueda de la superación de esta concreta contradicción es buscada por el lado de diseñar límites lo más permeables posibles y con alguna riqueza en sí mismos. En el caso de River View, por tratarse de una zona con buenas condiciones de seguridad, se pudo dejar la planta baja abierta, controlando solamente las áreas con infraestructura”.



Otros proyectos de Camps & Tiscornia

Resolución de edificios de oficinas y sus interiores

Más allá de la propiedad horizontal, que constituye la parte más importante del trabajo realizado por el Estudio Camps & Tiscornia, este ha abordado el proyecto y la dirección de algunos edificios de otra especie. Es importante destacar, entre ellos, el edificio para oficinas ubicado en Carlos Pellegrini 1427, en Capital Federal, en donde se mantienen siempre las premisas de simplicidad ya señaladas en el caso de la propiedad horizontal. Esta semitorre convive con la casa principal de la orden de Don Orione, lo que planteó al proyecto grandes dificultades para lograr hacer convivir sin conflictos dos funciones disímiles.
“Otro importante encargo –destacan los arquitectos– fue el del edificio de la Municipalidad de San Isidro, que comportó también el diseño de la plaza donde el mismo surge” y, por último, además encargos particulares, el estudio ha desarrollado una importante vertiente en el proyecto de refuncionalización de pisos para oficinas. En este caso, se han realizado trabajos para importantes firmas, que han comprendido la distribución, la compra y la elección del equipamiento, y en muchos casos el diseño específico de muebles a medida, trabajos estos que se complementan con la construcción y el seguimiento de los mismos, brindando al cliente un servicio integral que se suma a originales concepciones de diseño.
“La arquitectura es para nosotros –finalizan remarcando Camps y Tiscornia– una disciplina que no acusa diferencia de compromiso con la variación de las escalas de los trabajos, o de cada una de las partes del mismo. Los proyectos realizados y los por realizar en el futuro constituirán siempre etapas dentro de una búsqueda que intenta ampliar sus interrogantes más que encontrar respuestas fáciles, y esto independientemente de los metros cuadrados”.
De tal forma, entre lo mostrado en las páginas anteriores y esta se sintetiza, tan solo en parte, la prolífica labor de uno de los estudios que más ha construido en los últimos años en la Argentina.

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