sábado, 24 de octubre de 2009

Volare oh oh!

Mucho tiempo pasó desde mi último vuelo internacional. Hay cambios, algunas novedades y siempre las mismas esperas. En estas se pueden armar grupos de pasajeros y este es uno de mis pasatiempos favoritos, que practico también en restoranes y hoteles donde me entreno. Las modernas familias multiparentales son mi especialidad.

Trato de ensamblar una extendida y ancestral familia cordobesa y también de adivinar qué instrumento toca cada uno de un visible grupo de músicos. Hay otro pasajero que lejanamente se parece a Nito Mestre, pero no es de los músicos, y viaja con su mujer y un par de hijos pequeños. Estamos más viejos, es cierto, pero agradezco haber superado la época de viajar con niños.

Con las escalas se va creando un clima de fraternidad casi invisible. Será que nos une un miedo que cada uno guarda, mejor o peor escondido. La inquietud de no estar sostenidos por Gea supongo es ancestral y algo freudiana. Nunca vi Lost, pero es imposible evitar la referencia y elegir a quienes nos acercaríamos en caso de caer en una isla, por cierto paradisíaca.

Matamos el tiempo visitando free shops donde deambula gente adormilada sin el menor ánimo de comprar. Difícil imaginar un espacio mas gélido que un free shop. Me llama la atención cómo en él han perdido protagonismo los cigarrillos que, cuando yo fumaba, eran las verdaderas estrellas del lugar. Los pobres han sufrido una especie de genocidio y están desterrados en un ángulo invisible, repletos de culpa. También me parece que las bebidas alcohólicas se han retraído, seguramente por solidaridad con sus antiguos compañeros de juerga.

Las verdaderas vedettes del lugar ahora son los perfumes, demasiado superficiales para dañarnos. Hay muchísima variedad y sobre todo un profuso derroche de ingenio desplegado en los envases y en las cajas. Tanta empeño de packagin me hace dudar de que ocurra lo mismo con el interior. El olfato es, en mi caso, un sentido extremadamente limitado.


Ya en el avión todo me parece más chico que la última vez, y no sólo me refiero a los asientos. Será que yo me haya agrandado. Las sospechas se confirman al llegar la escueta comida. Nos animamos cuando vemos avanzar a la azafata con algo en las manos que parecen alfajores. Son los auriculares para las pantallas individuales, sin duda el mayor adelanto tecnológico desde Jorge Newbery a la fecha. Nuestro error de apreciación desnuda nuestra gris existencia de cabotaje, denunciada hace tiempo por José Luis Chilavert.

Me pregunto cuándo dejaron de ser lindas las azafatas. O si alguna vez lo fueron. Quien sabe su belleza es uno de los tantos mitos que sostienen aún la inminente ruina global de las compañías aéreas. Recuerdo una película de Palito Ortega que se llamaba “Amor en el aire”, una especie de horrible comedia musical. Pero la rubia azafata en blanco y negro me resultaba fascinante los Sábados de Superacción.

Trato de acomodarme para dormir contento de que mi asiento esté del lado del pasillo. El Google Earth mató a las ventanillas, por que las vistas aéreas han perdido definitivamente su encanto. Este lado permite mayor movilidad y hasta sacar las piernas al pasillo para permitir una modesta elongación.

El vino blanco que pedí con la comida es una ayuda considerable para el sueño. Aunque me arrepiento de no haberme animado al wiskhy, paralizado por el miedo a tener que pagarlo. Con él me sentiría más seguro.

16 comentarios:

Estrella dijo...

Esas nubecitas! Y el cielo tan azul, precioso dibujo, no esperaba menos.

Me hiciste acordar al libro de Marc Augé sobre los no-lugares. Definitivamente, los free shop lo son. A mí me marean con las cremas y los tónicos, para todo tipo de arrugas. Al final, (y hablo apenas de los estantes de cualquier farmacia), bajo los brazos y me voy sin nada. Tanta oferta y promesas inútiles... me agarra la rebeldía.

Las azafatas eran lindas y amables. Hoy no son tan lindas y han perdido la amabilidad. Cuando nos toca la simpática, sentimos que estamos tocando el cielo con las manos.

Hace muchos años, tuve que pasar horas en un aeropuerto, y me entretuve siguiendo a unas viejitas porteñas bastante insoportables, que me producían cierta fascinación. Recolecté anécdotas, que hoy sigo contando.

Angie Angelina dijo...

QUÉ DECEPCIÓN! yo crei que despues iva a seguir la detallada descripcion de los alfajores y su chocolate sy su dulce de leche, pero no: ¡auriculares!!!

La condesa sangrienta dijo...

Me parece que las que en otro tiempo aspiraban y calificaban para azafatas son las mismas que ahora desean ser modelos o vedettes.
Debe ser por eso que las actuales no son ni tan lindas ni tan amables, es un laburo más que ha perdido aquella mística de las bellas que recorrían el mundo.
Ahora con un par de siliconas y un escandalete mediático, se consigue lo mismo sin necesidad de andar juntando las bolsitas...

Tu crónica deliciosa y tu dibujo hermoso! como siempre.

Beso y buen fin de semana

María dijo...

Estrella: a mí las nubecitas me hicieron acordar a un cuadro de Giorgia O'Keefe.
Angie: no sabés MI decepción, cuando veo a la azafata con una bandeja y le digo a O.: "Mirá, van a repartir alfajores, vos agarrá los tuyos que yo después me los como!" (él no come mucho dulce). Cuando llega la azafata, me da la bolsita con los auriculares!! Qué bajón, pero te digo que fueron muy útiles porque entre ida y vuelta me ví 4 películas.

Angie Angelina dijo...

Qué bueno, María.
¿Qué viste? ¿Estaban buenas?
Pd: Son lindas las nubecitas, muy naif.
Saludos

La herida de Paris dijo...

Si, como cuenta María las nubes son un homenaje/robo a Georgia O'Keefe cuyos apacibles cielos descubrimos en una muestra en el Whitney Museum.
Yo en particular no encontré demasiado para ver en el avión y el cine en un formato tan reducido confieso que se me hace difícil.
En cuanto a las azafatas yo creo que también ayudaba a alimentar el mito el hecho de viajar en avión, que hoy por hoy tiene menos "glamour" que tomarse el 130 en Retiro.
Saludos a todos.

Angie Angelina dijo...

jaja
che tiene razón Condesa con lo de las aspirantes a vedettes o modelos.

La condesa sangrienta dijo...

Estoy fascinada viendo las fotos.
Voy por la nº 100. Volveré por las 424 que quedan porque tengo que trabajar!!
beso

Estrella dijo...

Terminé de ver todas las fotos. Condesa: haga un recreo y siga.
Están buenísimas. Mis preferidas: 27, 31, 36, 104, 145, 211, 348 y todas las de los rascacielos y los cielos, las fuentes (¡211!), las gruas... María, te felicito... qué bien me vino este paseísto por NY.

María dijo...

Chicas, no se ilusionen: saqué como 2000!! Muchas las borré porque de la emoción (y mi cada vez peor vista) salieron movidas, y no las pude subir todas porque Picasa tiene un límite y ya lo estaba por pasar.
Más adelante pensaba sacar estas y subir las que faltan, pero no quiero que pase como con un amigo nuestro que, cuando vivíamos en Roma, una vez lo invitamos a comer y le pasamos 600 diapositivas de vivienda popular alemana: creo que desde ese día cada vez que lo invitábamos ponía una excusa para no venir.

Estrella dijo...

Están muy buenas, María. Ayer a la tarde/noche estuve en la muestra de fotos en el Palais de Glace. LO que menos vi fueron las fotos, porque había mucha gente (inaugurción). Pero en el camino hacia allí me la pasé mirando edificios, cielos, plazas, y lamenté no haber tenido mi cámara a mano.
Cuando quieras..., ¡más!

Mari Pops dijo...

peor que volar creo que es "seguridad"
Seniora, las botas por favor. Caballero el cinturon
etc
etc'
etc

Igual yo sufro volando y mucho mas desde que soy mama

La herida de Paris dijo...

Si, a María la "detuvieron" antes de ingresar a la zona de embarque por haber descubierto que llevaba, en la mochila, una peligrosísima arma de destrucción masiva: Una lata de Coca light.
Saludos.

janfi dijo...

Me agradó mucho tu recuerdo al (gran) Palito Ortega; sabrás que siento devoción por el Club del Clan y acordarse de Palito en un viaje a la gran manzana, aún a propósito del recuerdo de una bella azafata (¿Evangelina Salazar?) de una película de las tantas maravillas que hizo el gran tucumano, realmente, me emocionó.

La herida de Paris dijo...

La azafata en cuestión, (tuve que gloogear confieso)era Rocío Durcal, cuyo nommbre nada me dice.
De todos modos hay en internet fragmetos de este prodigio del cine nacional de 1967. Entre otras cosas se puede ver en las imágenes lo poco que avanzó la aviación en cuanto a su arquitectura, es decir, el espacio interior del avión es practicamente idéntico a los de hoy, pero parece ciertamente mas cómodo.
Saludos.

janfi dijo...

Hace 40 años era mas linda, pero aún canta bien.
www.youtube.com/watch?v=pyb1eCXKPTM&feature=related