sábado, 30 de abril de 2011

Apóstoles de la pintura 0

00. Introducción

Ejercicio militar, recuerdos de la colimba. ¿A dónde voy? A la cubierta más cercana, ¿Cómo voy? A la carrera y en zig-zag, ¿Por dónde voy? Por el camino más corto.

El conocimiento como lugar seguro. Abandonar la seguridad, la “cubierta” de los estudios formales para dirigirse a un territorio nuevo. Salir al descubierto es, en realidad, lo que implica todo pensar.

El vasto territorio de la pintura implica la necesidad de tomar referencias. Los pintores como marcas a partir de las cuales organizar un recorrido. Apóstoles como criterio de elección, no los mejores sino aquellos capaces de contar una historia. El intento, en base a esos testimonios, de elaborar una historia de la pintura.

El modo de avanzar en este nuevo territorio. La contradicción de hacerlo en “zig-zag” y “por el camino más corto”. Superación de la contradicción: el discurso superficial y zigzagueante y el profundo recto. El discurso errático revela/oculta una profundidad de sentido. La navaja de Occam.

La necesidad de definir un hilo conductor para no perderse en el discurso necesariamente zigzaguente. La pintura como realidad poliédrica y la posibilidad de elegir muchos caminos para elaborar su relato. La definición de pintura de Gilles Deleuze: “la pintura es la modulación de una idea del espacio”.

Modular: hacer entendible una señal. Cada época emite una señal. Esa señal, siempre presente inexorablemente, es una determinada idea del espacio. La pintura es la encargada de expresarla, de hacerla visible. El espacio es un sistema de relaciones. La posición de las cosas en el espacio es significativa, expresa relaciones de poder. Nietzsche diría: la pintura es la revelación de la voluntad de poder.

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